Como ya saben he pasado estas navidades en Perú y las he vivido, como es evidente, de otra forma muy diferente.
Después de apoyar en la ayuda humanitaria en Ayacucho, de despedidas y alguna que otra fiesta, marcho a Lima. Me reencuentro con mis canarios-peruanos y como era de esperar me recibieron con todo su cariño.
El día 24 compartí la cena con ellos, gran comida y mejor compañía. Aquí en Perú el día más importante es el del 24. Las familias cenan y esperan a las 12 para felicitarse y regalarse. Así que tomando un vino español esperamos a la hora y teniendo de fondo grandes estallidos de voladores, petardos y todo material explosivo, nos felicitamos las navidades, Mary Carmen destapa el niño Jesús del Nacimiento y comienza el intercambio de regalos. Como este día es para estar en familia y no de fiesta, al rato nos retiramos a nuestros aposentos.
Paso unos días en Lima y luego me marcho a Paracas. En este lugar hay una reserva natural con playas increíbles y unas islas habitadas por lobos marinos, pingüinos y demás aves. Sorprende ver desde la lancha a estos animales en su hábitat natural. Después de haberme empapado con el agua del mar, espero en el puerto a una guagua (da un gusto decir guagua y que me entiendan) para que me lleve a la reserva natural. Cuando llegamos vemos infinitas playas, acantilados enormes y muchas aves. La excursión termina en un restaurante comiendo un rico arroz con mariscos. Ese mismo día por la tarde voy en guagua a Ica. Al llegar marcho a las dunas. Los canarios estamos acostumbrados a ver las hermosas dunas de Corralejo o Maspalomas, pero estas dunas impresionan más, son enormes y puedes alquilar una tabla para deslizarte por ellas. Así que tomo mi tabla y todo valiente me tiro por ellas. El resultado es arena en ojos, boca y alma. Por la noche voy de ruta bodeguera. En Ica es donde se produce el pisco (y no en Chile como piensa mucha gente) y buen vino. Pruebo todos los vinos y un poco perjudicado me retiro. Como aun me quedan muchas ganas, cojo una guagua hasta Nasca, que es donde hay unas líneas trazadas por la cultura Nazca y que se pueden ver en su totalidad desde el cielo. Como no tengo muchas ganas de subirme a una avioneta tan pequeña, veo algunos dibujos desde un mirador. Por la noche decido irme a Lima, me quedan 7 horas de viaje.
El fin de año o paso con Emilio (hijo de los canarios) y dos amigos más. El 31 vamos a una casa de la playa y partimos el año allí, nos lo pasamos muy bien a pesar de mi gran morriña ya que ese día por la tarde había hablado con mi familia. Cansados de esa fiesta decidimos irnos a dormir, pero cuando estamos llegando dice Emilio “¿y si entramos en el tono (fiesta) del hotel? El hotel estaba junto a nuestro hostal, es de 5 estrellas y de gran lujo. Entonces todos muy decididos entramos, pasamos por tres controles de seguridad y nadie nos dice nada, así que cuando llegamos vemos que hay barra libre y buffet de jamón serrano, chorizo español…Al final de la noche, todos llegamos a la conclusión de que ha sido un buen comienzo de año.
El día 5 regreso a Ayacucho y de vuelta al trabajo. El día de reyes también ha sido diferente, aquí se celebra la “bajada de reyes”, es decir, se celebra el desmonte del Portal. Para esta fiesta preparo mis tortillas españolas y 20 litros de mojito. Al final de la noche comienza el ritual. Una pareja va bailando al son de la música y tocando unas campanas, luego se relevan con otra pareja y van quitando una figura del portal. Al final quedan las figuras principales que se encargan de quitarlas los padrinos. Yo quité el niño y me toca custodiarlo hasta el próximo año. Este año no hubo regalos materiales, y eso que les dejé la hierba y el agua, pero recibí otros regalos.
Ahora toca trabajar unos días hasta que vengan mi madre y mi hermano que nos vamos de ruta por Perú, que no todo va a ser…trabajar.
De regalo les dejo unas fotos de mis viajes.
Después de apoyar en la ayuda humanitaria en Ayacucho, de despedidas y alguna que otra fiesta, marcho a Lima. Me reencuentro con mis canarios-peruanos y como era de esperar me recibieron con todo su cariño.
El día 24 compartí la cena con ellos, gran comida y mejor compañía. Aquí en Perú el día más importante es el del 24. Las familias cenan y esperan a las 12 para felicitarse y regalarse. Así que tomando un vino español esperamos a la hora y teniendo de fondo grandes estallidos de voladores, petardos y todo material explosivo, nos felicitamos las navidades, Mary Carmen destapa el niño Jesús del Nacimiento y comienza el intercambio de regalos. Como este día es para estar en familia y no de fiesta, al rato nos retiramos a nuestros aposentos.
Paso unos días en Lima y luego me marcho a Paracas. En este lugar hay una reserva natural con playas increíbles y unas islas habitadas por lobos marinos, pingüinos y demás aves. Sorprende ver desde la lancha a estos animales en su hábitat natural. Después de haberme empapado con el agua del mar, espero en el puerto a una guagua (da un gusto decir guagua y que me entiendan) para que me lleve a la reserva natural. Cuando llegamos vemos infinitas playas, acantilados enormes y muchas aves. La excursión termina en un restaurante comiendo un rico arroz con mariscos. Ese mismo día por la tarde voy en guagua a Ica. Al llegar marcho a las dunas. Los canarios estamos acostumbrados a ver las hermosas dunas de Corralejo o Maspalomas, pero estas dunas impresionan más, son enormes y puedes alquilar una tabla para deslizarte por ellas. Así que tomo mi tabla y todo valiente me tiro por ellas. El resultado es arena en ojos, boca y alma. Por la noche voy de ruta bodeguera. En Ica es donde se produce el pisco (y no en Chile como piensa mucha gente) y buen vino. Pruebo todos los vinos y un poco perjudicado me retiro. Como aun me quedan muchas ganas, cojo una guagua hasta Nasca, que es donde hay unas líneas trazadas por la cultura Nazca y que se pueden ver en su totalidad desde el cielo. Como no tengo muchas ganas de subirme a una avioneta tan pequeña, veo algunos dibujos desde un mirador. Por la noche decido irme a Lima, me quedan 7 horas de viaje.
El fin de año o paso con Emilio (hijo de los canarios) y dos amigos más. El 31 vamos a una casa de la playa y partimos el año allí, nos lo pasamos muy bien a pesar de mi gran morriña ya que ese día por la tarde había hablado con mi familia. Cansados de esa fiesta decidimos irnos a dormir, pero cuando estamos llegando dice Emilio “¿y si entramos en el tono (fiesta) del hotel? El hotel estaba junto a nuestro hostal, es de 5 estrellas y de gran lujo. Entonces todos muy decididos entramos, pasamos por tres controles de seguridad y nadie nos dice nada, así que cuando llegamos vemos que hay barra libre y buffet de jamón serrano, chorizo español…Al final de la noche, todos llegamos a la conclusión de que ha sido un buen comienzo de año.
El día 5 regreso a Ayacucho y de vuelta al trabajo. El día de reyes también ha sido diferente, aquí se celebra la “bajada de reyes”, es decir, se celebra el desmonte del Portal. Para esta fiesta preparo mis tortillas españolas y 20 litros de mojito. Al final de la noche comienza el ritual. Una pareja va bailando al son de la música y tocando unas campanas, luego se relevan con otra pareja y van quitando una figura del portal. Al final quedan las figuras principales que se encargan de quitarlas los padrinos. Yo quité el niño y me toca custodiarlo hasta el próximo año. Este año no hubo regalos materiales, y eso que les dejé la hierba y el agua, pero recibí otros regalos.
Ahora toca trabajar unos días hasta que vengan mi madre y mi hermano que nos vamos de ruta por Perú, que no todo va a ser…trabajar.
De regalo les dejo unas fotos de mis viajes.
Gracias Toño por tu ayuda, José Luis Cámara, gracias por el apoyo, Morena...tantas cosas, Lali, que bien esos reyes¡¡¡
1 comentario:
Dios, tengo q dejar de leer tu blog, xq cada vez que entro me entra un escalofrío y unas ganas de irme ya pa ya!!! nos vemos!
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